desde el estudio
José Hurtado Mena MURCIA ENCONTRADA
ERASE UNA VEZ
UNA AUSENTE REALIDAD
Una ausente realidad.
Ha sido una experiencia muy gratificante, participar en esta exposición de pintura, sobre la temática de ARQUEOLOGÍA, propuesta por el Museo de la Ciudad de Murcia, por lo que. En primer lugar, Agradezco a los que han hecho posible que se llevara a cabo, y de forma especial, a los arqueólogos, que con su trabajo científico, nos permiten conocer a través de su riguroso análisis, la realidad ausente de nuestra Historia.
Mi pintura:
Enterramiento Árabe en el conjunto religioso-funerario del (QASR AL-KABÎR).
Solo el nombre evoca, mil y una imagen, pero he preferido ser honesto con el trabajo arqueológico y su rigurosa investigación, que nos ofrece la realidad palpable del hallado lugar.
El proceso:
Dispuesto a retratar aquellos restos, la primera observación, solo me ofrecía una imagen yerma, oscura, retazos petrificados de una ausente realidad, en el subsuelo de Murcia.
Fue cuando estudiando los artículos publicados por los arqueólogos del lugar José Antonio Sánchez Pravía y Luís A. García Blázquez, de manera inevitable, y como si una fuerza interior me llevara a situarme en vida en el lugar, comenzó a tomar forma, cobrar luz, fue entonces cuando las carencias de información visual, desvanecida por el tiempo se materializaron en realidad, fue la palmera el motivo que señalo el lugar a la luz mediterránea de Murcia, de forma que pude situarlo el en tiempo, las 18.00 h de marzo, húmedo y luminoso casi cegador, de Murcia en 1155 (en la actualidad las nietas de las palmeras, todavía están altivas en el lugar), luego el rigor de los enterramientos musulmanes y la precisa orientación del muro de la quibla, 140º al sureste, (la misma de la Mezquita de Córdoba) proyectaron la sombra de la palmera sobre el muro, como presagio de la posterior reutilización de un enterramiento infantil que supuso el cerramiento del paso al oratorio, (todavía me asaltan las intenciones de representar una ventana en ese muro, para que el alma del difunto disfrute de la visión del camino al Edén). Este es otro de los cuadros que me retiene la duda de no haberlo terminado.
Luego las tumbas con sus macabrillas, el pendiente de oro con piedra vitrificada azul, en la tumba mas cercana al muro de ladrillo del oratorio, este detalle y la cercana fecha de los dos enterramientos por el año 1155, fácilmente me llevaron a razonar que este segundo enterramiento seria la Hermosa Mujer de un Real Guerrero, del que posiblemente, El Rey Lobo fuera descendiente.
Desde luego esto último encontrará su verificación en tiempos no muy lejanos, o quizá cuando nosotros también formemos parte de la arqueología.
Mientras que el cuadro del enterramiento se consolidaba con la información analizada por los arqueólogos, dibujaba otro menor, la mismísima ciudadela del Alcázar Mayor con su torre Caramajul, en esta ocasión subido al alminar de la Mezquita Aljama, al tiempo que se levantaba La Iglesia de San Juan De Dios, en los jardines de la mezquita privada del palacio Árabe, con una hermosa vista al amanecer del valle Murciano, que llegaba alcanzar el puerto del Garruchal.
Me llamo José Hurtado Mena, nací en el barrio de San Antolín, antiguo arrabal de la Arrixaca de Murcia, Eso si, un 8 de diciembre de 1955.
Y mi cuadro me gustaría llamarlo "Los Amantes del QASR AL-KABÎR".
texto del catálogo
Ha sido una experiencia muy gratificante, participar en esta exposición de pintura, sobre la temática de ARQUEOLOGÍA, propuesta por el Museo de la Ciudad de Murcia, por lo que. En primer lugar, Agradezco a los que han hecho posible que se llevara a cabo, y de forma especial, a los arqueólogos, que con su trabajo científico, nos permiten conocer a través de su riguroso análisis, la realidad ausente de nuestra Historia.
Mi pintura:
Enterramiento Árabe en el conjunto religioso-funerario del (QASR AL-KABÎR).
Solo el nombre evoca, mil y una imagen, pero he preferido ser honesto con el trabajo arqueológico y su rigurosa investigación, que nos ofrece la realidad palpable del hallado lugar.
El proceso:
Dispuesto a retratar aquellos restos, la primera observación, solo me ofrecía una imagen yerma, oscura, retazos petrificados de una ausente realidad, en el subsuelo de Murcia.
Fue cuando estudiando los artículos publicados por los arqueólogos del lugar José Antonio Sánchez Pravía y Luís A. García Blázquez, de manera inevitable, y como si una fuerza interior me llevara a situarme en vida en el lugar, comenzó a tomar forma, cobrar luz, fue entonces cuando las carencias de información visual, desvanecida por el tiempo se materializaron en realidad, fue la palmera el motivo que señalo el lugar a la luz mediterránea de Murcia, de forma que pude situarlo el en tiempo, las 18.00 h de marzo, húmedo y luminoso casi cegador, de Murcia en 1155 (en la actualidad las nietas de las palmeras, todavía están altivas en el lugar), luego el rigor de los enterramientos musulmanes y la precisa orientación del muro de la quibla, 140º al sureste, (la misma de la Mezquita de Córdoba) proyectaron la sombra de la palmera sobre el muro, como presagio de la posterior reutilización de un enterramiento infantil que supuso el cerramiento del paso al oratorio, (todavía me asaltan las intenciones de representar una ventana en ese muro, para que el alma del difunto disfrute de la visión del camino al Edén). Este es otro de los cuadros que me retiene la duda de no haberlo terminado.
Luego las tumbas con sus macabrillas, el pendiente de oro con piedra vitrificada azul, en la tumba mas cercana al muro de ladrillo del oratorio, este detalle y la cercana fecha de los dos enterramientos por el año 1155, fácilmente me llevaron a razonar que este segundo enterramiento seria la Hermosa Mujer de un Real Guerrero, del que posiblemente, El Rey Lobo fuera descendiente.
Desde luego esto último encontrará su verificación en tiempos no muy lejanos, o quizá cuando nosotros también formemos parte de la arqueología.
Mientras que el cuadro del enterramiento se consolidaba con la información analizada por los arqueólogos, dibujaba otro menor, la mismísima ciudadela del Alcázar Mayor con su torre Caramajul, en esta ocasión subido al alminar de la Mezquita Aljama, al tiempo que se levantaba La Iglesia de San Juan De Dios, en los jardines de la mezquita privada del palacio Árabe, con una hermosa vista al amanecer del valle Murciano, que llegaba alcanzar el puerto del Garruchal.
Me llamo José Hurtado Mena, nací en el barrio de San Antolín, antiguo arrabal de la Arrixaca de Murcia, Eso si, un 8 de diciembre de 1955.
Y mi cuadro me gustaría llamarlo "Los Amantes del QASR AL-KABÎR".
texto del catálogo